22 noviembre, 2024
14 mayo, 2023

La oración es intercesión

Series:
Passage: 1 Timoteo 2:1-8
Service Type:

¡Cristo ha resucitado! ¡Ha resucitado en verdad! ¡Aleluya!

El sexto domingo de Pascua se llama Rogate en latín. Rogate significa la oración, entonces la oración es nuestro tema para hoy. Primero, vamos a ver que dice San Pablo en su primera carta a su discípulo, Timoteo.

En el Nuevo Testamento, no encontramos listas largas detalladas de reglas para la adoración de Dios. Sin embargo, los autores del Nuevo Testamento no guardan silencio sobre este tema, incluso del culto público. Así es nuestro orden de adoración: Después de confesamos nuestros pecados y recibamos la palabra del perdón, recibamos por la gracia de Dios la predicación y el sacramento de la Santa Cena. Ellos son los dos partes del culto, el servicio de la Palabra, que incluso las lecturas y el sermón, y el servicio de la Santa Cena, que es igual a “la misa”. La Apología de la Confesión del Augsburgo, Artículo XXIV dice así, “no abolimos la misa, sino que la conservamos y defendemos escrupulosamente. Porque entre nosotros se celebran misas todos los domingos y en otros días de fiestas, y se administra en ellas el sacramento a que quienes lo desean recibir, después de habe sido examinados y absueltos.”

Esto es el aspecto sacramental de nuestro culto, cuando recibamos los dones de Dios. También hay un aspecto sacrificial, no para propiciación de nuestros pecados, sino por agradecimiento. Ofrecemos a Dios nuestras peticiones, acciones de gracias y alabanzas. Esto es el contenido de las oraciones de la iglesia.

Pero hay mas. En nuestra epístola, San Pablo comienza con la exhortación a la oración y la piedad se fundamente claramente en la voluntad de Dios. La invitación es a hacer oraciones de todo tipo. Nombra súplicas, las oraciones que brotan de la conciencia de la necesidad y la miseria; cultos, en los que se combinan las ideas de adoración y súplica; y acciones de gracias, ya que es evidente que los cristianos siempre reconocen los dones del Señor con corazones agradecidos; y intercesiones, oraciones hechas en favor de otras personas. En estos cuatro tipos de oración, súplicas o peticiones, acciones de gracias, alabanzas y intercesiones, consiste el sacerdocio de todos los creyentes, también se llama el sacerdocio de todos los bautizados. Todos los revestidos en la justicia de Cristo en el bautismo pueden acercar a Dios en la oración, pero solo ellos.

En nuestro evangelio para hoy (Juan 16:23-30), nuestro Señor dice que después de su resurrección, él reinará a la derecha del Padre como intercesor eficaz y soberano. Y más que intercesor, él mismo atenderá personalmente las rogativas de sus discípulos. Sen esta promesa no podríamos orar con seguridad y confianza. Muchas personas oran y rezan a los santos, ángeles y la virgen María porque tienen miedo o pena de dirigir sus oraciones directamente al Dios Padre todopoderoso. Creen que sus oraciones al Padre no serán atendidas debido a sus muchos pecados. Pero, Jesús asegura a sus discípulos que a pesar de sus pecados y sus debilidades, el Padre mismo los ama porque han amado a Dios y han creído que Jesús salió de Dios. Orar en el nombre de Jesús es orar, no confiando ser escuchados por nuestra dignidad, nuestros méritos y nuestras obras. Si oramos a otros mediadores, mostramos que nos falta de fe en la promesa y en la obra redentora de Jesús.

San Pablo también dice, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre; el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, para testimonio a su debido tiempo.” En el culto público, el pastor tampoco es un mediador entre los fieles y Dios, sino un portavoz para el sacerdocio real. Este oficio pastoral fue instituido por Dios para el buen orden en la iglesia, entonces Pablo continúa, “Para lo cual yo soy ordenado predicador y apóstol (digo verdad en Cristo, no miento), maestro de los gentiles en fe y verdad.”

Ya sea en el culto público o en la oración privada, Dios ordena la intercesiones por todos los hombres. Le agrada que los cristianos den testimonio del espíritu de amor hacia todos los hombres. La oferta de salvación es universal, por lo que también la oración intercesora debe ser general. El deber de hacer prominente la oración en la vida cristiana se impone aquí con énfasis, como entre las obligaciones que incumben en primer lugar.

Dado que la característica de la intercesión es prominente incluso en los nombres de las oraciones que se dan aquí, no sorprende que el apóstol mencione algunas de las personas que han de disfrutar el beneficio de esta obra de amor. En general, todos los hombres están aquí incluidos; todos los hombres sin excepción son objeto de las oraciones de los cristianos, sean convertidos o inconversos, sean amigos o enemigos. Pero de esta gran masa el apóstol separa ciertas clases mencionándolas por nombre: reyes y todos los que están en autoridad, todos los que ocupan una posición de poder en el mundo, especialmente las personas que constituyen el gobierno civil. Los cristianos que oran por las necesidades de todos los hombres no pueden pasar por alto las necesidades especiales del gobierno, cualquiera que sea la forma que tenga este gobierno; oran al Señor por la paz de la ciudad y del país del que son ciudadanos, sabiendo que en su paz tendrán paz. Si el gobierno hace buen uso de las diversas funciones que Dios le ha encomendado, como pide la oración de los cristianos, entonces se logrará que puedan llevar una vida sosegada, tranquila, apacible, en toda piedad, en el recto culto de Dios. Dios, y con toda honestidad, en buena conducta para con todos los hombres.

Establecidos así abundantemente los motivos de la oración general, el apóstol retoma ahora su admonición: Es mi voluntad, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni duda. En todo lugar deben ofrecerse tales oraciones, no solo en el templo durante del culto público.

Es cierto, Dios nos ha mandado a orar en el culto. Pero, también nuestro Señor dice en Mateo 6:6-9, “Mas tú, cuando ores, entra en tu alcoba, y cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público. Y cuando ores, no uses vanas repeticiones, como hacen los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No seáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.” Y después estas palabras, les enseño al Padre Nuestro. Estes versículos no prohiben la oración pública, sino la oración como un show para los multitudes. Al contrario, la oración pública debe ser vinculado con la confesión de pecados.

Pero, también, la oración en la casa es tan importante para nosotros. Y tenemos el modelo para nuestras oraciones en el Padre Nuestro. Reverencia al Padre todopoderoso, reconocimiento de Él como fuente de todas bendiciones, súplicas para nuestras necesidades, confesión del pecado, el Padre Nuestro tiene todo. Además, en la privacidad de la casa, podamos presentar súplicas y intercesiones que no podamos en público.

De todo modo, tenemos esta promesa: “De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.” En esta promesa, tenemos la paz que sobrepasa todo entendimiento. Amén.

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