Y cuando hubo pasado el sábado, María Magdalena, y María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para venir a ungirle. Y muy de mañana, el primer día de la semana, a la salida del sol, vinieron al sepulcro. Y decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la puerta del sepulcro? Y cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande. Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, cubierto de una larga ropa blanca; y se espantaron. Y él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado; ha resucitado, no está aquí; he aquí el lugar en donde le pusieron. Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro, que Él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo. Y ellas se fueron aprisa, huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo. Marcos 16:1-8
[podcast]http://lcmssermons.com/images/aut412/CY2020/sermon0642020.mp3[/podcast]