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Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, siguiendo fábulas por artificiosas; sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, cuando le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complaciencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos juntamente con él en el monte santo.
Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones: entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada; porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo. 2 Pedro 1:16-21