“Mi familia: Una bendición de Dios” fue el tema de nuestra escuela bíblica del 16 al 18 de agosto de 2023. El contenido fue desarrollado por Félix Zamora, el pastor de la Iglesia Luterana “Cristo Vencedor”, La Pica, edo. Monagas, Venezuela.
El primer día: Dios instituyó el matrimonio en el principio entre un hombre y una mujer para toda la vida con las metas del compañerismo y ayuda mutual entre los padres y la formación del ambiente mejor para crecer los niños (Génesis 1:27-28; 2:21-24). Nuestro Señor reafirmó que Dios “los hizo al principio, varón y hembra los hizo” y “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos serán una sola carne.” Este diseño no incluye el divorcio: “Por tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre” (Mateo 19:4-6). Dios instituyó el matrimonio en el principio como una bendición, pero el divorcio es siempre el resultado del pecado. También al respecto al pecado, San Pablo dice que el matrimonio no es necesario para la salvación, pero el matrimonio debe ser deseado como un medio para evitar la tentación de la inmoralidad sexual (1 Corintios 7:2-4).
El segundo día: Somos hijos de Dios por el orden de creación, pero compartamos la naturaleza pecaminosa de nuestros padres humanos. Por causa de la caída de Adán y Eva, los primeros padres en pecado, perdimos la armonía primordial entre Dios y los humanos, y entre los humanos, especialmente entre hombres y mujeres, y la naturaleza. Sin embargo, Dios les prometió un Salvador que vencería el diablo. Jesucristo, como el segundo Adán (Romanos 5:12-21), restauró la buena relación con Dios en cumplimiento de la promesa de Dios (Mateo 1:18-25). Ahora somos hijos de Dios por el nuevo nacimiento en el bautismo (1 Pedro 1:22-25).
El tercer día: La familia es el núcleo de la sociedad humana, también la familia cristiana es el mejor ambiente para la formación de los fieles. En su profesión de fe, Josúe habló como un padre fiel, diciendo que, aunque todos los demás rechazaran la justicia y la misericordia de Dios, su familia continuaría adorando al Dios verdadero (Josúe 24:14-15). Además, Josué llamó al pueblo a dejar atrás los dioses que sus padres adoraban en Egipto. Sin embargo, aunque nuestra identidad como hijos de Dios es más importante que la lealtad familiar, todavía estamos obligados a honrar a nuestros padres terrenales como lo hizo el Hijo de Dios (Lucas 2:39-52).
Concluimos el programa después del Oficio Divino el undécimo domingo después de Trinidad con la entrega del premios a los que trajeron la mayor cantidad de familiares y amigos a la escuela bíblica de vacaciones, los que dieron de su tiempo para que todas las actividades fueran un éxito, y cuadernos para todos los niños.
La lectura señalada del Antiguo Testamento (Génesis 4:1-15) mostró cómo la desobediencia de los padres contra los mandamientos de Dios resulta en una rebelión aún mayor en la próxima generación. Además, aquellos que piensan que merecen la bendición de Dios por falsas demostraciones de piedad, a menudo menosprecian a los demás, lo cual también era el punto del Evangelio del día (Lucas 18:9-14). San Pablo dice en la epístola (Efesios 2:1-10) “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).” En su misericordia, puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara, por gracia el Señor nos ha marcado por medio del bautismo para vida eterna.
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