Gracia y paz en nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.

Nuestra epístola nos informa que los cristianos deben ser intrépidos en un mundo temeroso y aterrador. Los cristianos en todo tiempo deben ser de la misma mente, unidos por los lazos de la verdadera unidad y armonía que se basan en el único fundamento de la fe. Deben ser compasivos o misericordiosos, siempre demostrando ser amigos en la necesidad. Incluso en su conducta con respecto al mundo hostil, los cristianos no devolverán el mal en especie. Con el don de la vida eterna ante nuestros ojos, no podemos sino perdonar de corazón y hacer el bien con alegría a los que pecan contra nosotros.Esto sólo se puede hacer considerando a Cristo como verdadero Señor.

En nuestro evangelio de hoy, el mismo San Pedro nos sirve de modelo. Temprano en la mañana, aunque había pescado toda la noche, no atrapó nada. Pero cuando Jesús mandó, lo intentó de nuevo. Después de que Pedro hubo confesado su indignidad, el miedo y el asombro se apoderaron de Pedro y sus compañeros. De hecho, fue el miedo y el asombro lo que hizo que Peter confesara su impotencia. Pero Jesús no quería que vivieran con temor y asombro ante Él. Él dijo: ” “No temas; desde ahora pescarás hombres.”. El miedo no causa una obediencia duradera.

Los enemigos de Cristo y de los creyentes recurrirán a menudo a las amenazas, para infundir miedo en el corazón de los cristianos, apoyándolos con actos de mezquindad tales que, en ciertos casos, harán la vida casi insoportable. Y, sin embargo, los cristianos no deben dejarse perturbar ni llenar de miedo. Es verdad, sus enemigos pueden hacer mucho daño, incluso, con el permiso de Dios, pueden quitar la vida a los creyentes, pero deben retroceder con ira impotente ante su incapacidad para dañar el alma, mientras los cristianos se aferren a su lealtad, siempre y cuando santifiquen, santifiquen a Cristo en sus corazones como su Señor y Maestro, pongan su confianza en Él y esperen que Él pague en su tiempo.

Lo que el Señor quiere que hagamos es estar preparados con una exposición de nuestra esperanza de salvación y particularmente de nuestra expectativa de la segunda venida de Cristo en el caso de toda persona que muestre un interés real en la doctrina cristiana tal como la profesamos. Ya se trate de una búsqueda genuina de la verdad o de una mera curiosidad, puede allanar el camino para un anuncio del Evangelio que salve un alma.

Siempre recordemos, como dice nuestra lectura del Antiguo Testamento (1 Reyes 19:11-21), que la voz de Dios muchas veces no viene en una tormenta, terremoto o incendio, sino en una palabra suave y delicada. Que quiere decir, la proclamación de la Palabra de Dios no debe ser un espectáculo. Además, como el profeta Elías, debemos recordar siempre hay un remanente con corazonés y mentes abiertos.

Si los cristianos en todo momento son celosos por lo que es correcto y bueno, si tienen una verdadera pasión por lo que tiene la aprobación del Señor, entonces nada puede realmente causar un daño duradero en su caso, porque están bajo el cuidado y la protección de Dios. . Las únicas cosas que realmente nos harán daño, en el tiempo y en la eternidad, son la desobediencia, la desviación de la Palabra de Dios. Pero ningún enemigo puede quitarnos las bendiciones verdaderas y eternas: la gracia y la misericordia de Dios, el perdón de los pecados, la justicia, la paz con Dios, el gozo en el Espíritu Santo. Amén.