¿Septuagésima o Carnaval?
Junto a los ríos de Babilonia, allí nos sentábamos, y aun llorábamos, acordándonos de Sión. Sobre los sauces en medio de ella colgamos nuestras arpas. Y los que allí nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos, y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos alguno de los cánticos de Sión. ¿Cómo cantaremos canción de Jehová en tierra de extraños? Salmo 137:1-4
Con la temporada de Epifanía detrás de nosotros, pasamos a un tiempo que a veces se llama Septuagésima por el primero de los tres domingos entre la Transfiguración y el Miércoles de Ceniza. Septuagésima en latín significa “septuagésimo”. Los domingos siguientes se llaman Sexagésima (sexagésimo) y Quincuagésima (quincuagésimo). En números muy redondos, esto significa 70, 60 y 50 días antes del domingo de la Resurrección. El primer domingo de Cuaresma alguna vez se conoció como Cuadragésima (cuadragésimo) por los 40 días de Cuaresma, y esta es la base de la palabra española Cuaresma. Se supone que estos domingos previos a la Cuaresma, mencionados ya en el año 541 d.C., son un tiempo de transición de las alegres festividades de Navidad y Epifanía al ambiente más oscuro y sombrío de la Cuaresma.
Los 40 días simbolizan (elige), a) la tentación de Jesús en el desierto durante 40 días (Mateo 4:1-11; Marcos 1:12-13; Lucas 4:1-13); b) los 40 años de los israelitas vagando por el desierto (Números 14:20-35; Deuteronomio 1:34-40); c) los 40 días que Moisés permaneció en la cima del monte Sinaí (Éxodo 24:18); o d) los 40 días de lluvia que inundaron la tierra (Génesis 7:4-12). Setenta días recuerda los 70 años del cautiverio babilónico que recordamos en Salmo 137 como antífona para el servicio de las visperas del domingo de Septuagésima. En esta estación, anticipamos la Cuaresma con la despedida del Gloria in Excelsis después del Kyrie y la Aleluya después del Gradual en el Oficio Mayor.
El Kirie es una petición humilde para socorro y misericordia de Dios para la iglesia y el mundo entero, quienes sufren constantemente por causa del pecado. Entonces, conforme al tema de arrepentimiento y lamentación. En contraste, el Gloria en Excelsis es un jubiloso himno de fe y alabanza. Estas palabras no sólo son palabras de celebración para la iglesia en la tierra, más son palabras de celebración de los ángeles y santos en el cielo. También el canto del Aleluya expresa una santa alegría haber oído las lecturas del Antiguo Testamento y la Epístola, y de la esperanza de oír el Evangelio del día. Por ahora, reservamos esta alabanza hasta el domingo de la Resurrección.
En Europa en las edades medias se requería el ayuno de Cuaresma y las reglas eran muy estrictas. Entonces, como cuestión práctica, la gente desarrolló el hábito de consumir de forma ostentosa durante el período previo a la Cuaresma: organizar grandes fiestas para consumir aquellos alimentos que no se podían comer durante la Cuaresma y que ni siquiera se podían guardar en los hogares durante la estación del ayuno (carne, mantequilla, queso, leche, huevos, grasas y tocino), así como otros alimentos ricos y pasteles. Más tarde, la juerga pasó a incluir desfiles y bailes de máscaras. Esto pasó a ser conocido como Carnaval en español del latín “Carnem levare” que significa retirada o remoción de carne. La tradición continúa en los países latinoamericanos, aunque en Venezuela la celebración del Carnaval se limita oficialmente al lunes y martes anteriores al Miércoles de Ceniza (que, casualmente, este año cae el 14 de febrero, Día de San Valentín).
Desde la Reforma del siglo XVI, las iglesias luteranas han continuado la tradición del ayuno en la Cuaresma, sino no como un acto obligatorio ni meritorio. A los cristianos las Escrituras no les ordenan ni les prohiben ayunar en algún momento específico, ni abstenerse de cosa alguna en la Cuaresma.
De la misma manera, si los juegos, mascaradas y desfiles de Carnaval pueden disfrutarse sin ocasión de pecado, no están prohibidos. En la Misión Luterana “La Epifanía” de La Caramuca, realizaremos una fiesta de disfraces para nuestros niños en edad preescolar como lo hacemos todos los años, pero también usaremos las lecturas seleccionadas para los domingos previos a la Cuaresma para enfatizar las tres solas de la Reforma. Las lecturas del domingo de la Septuagésima enseñan la salvación sólo mediante la gracia (Éxodo 17:1-7; 1 Corintios 9:24-10:5; Mateo 20:1-16); para Sexagésima, sola Scriptura (Isaías 55:10-13; Hebreos 4:9-14; Lucas 8:4-15); y para Quinquagésima, solo fe (1 Samuel 16:1-13; 1 Corintios 13:1-13; Lucas 8:31-43).