22 noviembre, 2024

San Pablo en cadenas.Los Hechos de los Apóstoles contienen tres relatos de la conversión de San Pablo (9:1-22; 22:4-16; 26:9-18). Los dos últimos son en sus propias palabras. Cuenta la historia nuevamente en Gálatas 1:11-24. La historia de la conversión de Pablo es importante no solo porque Saulo, un perseguidor de la iglesia encontró la salvación, sino también porque Dios lo hizo Pablo, un apóstol especial para los gentiles, o no judíos.

Todos los apóstoles fueron testigos oculares de la resurrección de Jesucristo. Pablo también fue testigo ocular de Cristo resucitado que se le apareció en el camino a Damasco. Pero hubo muchos de esos testigos oculares que no eran apóstoles. ¿Por qué no? La palabra, “apóstol”, significa uno enviado. Los apóstoles fueron llamados y enviados directamente por el Cristo resucitado para predicar el evangelio, o buenas noticias de la salvación, y administrar los sacramentos en su nombre.

Los pastores de la iglesia también son llamados y enviados para predicar el evangelio y administrar los sacramentos, pero no han recibido su llamado directamente del Cristo resucitado, sino por la iglesia que Cristo ha fundado sobre el testimonio de los profetas y los apóstoles. La iglesia es la iglesia apostólica porque continúa la misión de los apóstoles. Sin embargo, no hay un oficio del apóstol hoy día, porque no hay una nueva revelación de Dios. Todo que necesitamos saber para nuestra salvación está escrito en las Sagradas Escrituras. Hoy en día, muchos falsos maestros dicen ser apóstoles a causa de una visión. Pero, fíjate, “los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie” (Hechos 9:7). También en Hechos 26:13, Pablo dijo así, “vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo.”

Que quiere decir, un llamado directo de Dios no es un llamado interno, sino debe ser testigos como debe ser testigos del llamado de un pastor en su ordenación. Además, casi tan importante como la visión de Pablo es la visión de Ananías, cuando el Señor le dijo: “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel.” Entonces, Ananías se fue y puso sus manos sobre Saulo. Como señal, Saulo recibió su vista otra vez y fue bautizado.

Todopoderoso Dios, tú cambiaste el corazón del que perseguía a tu iglesia y mediante su prédica encendiste la luz del evangelio para que brille por todo el mundo. Permite que siempre nos regocijemos en la luz salvadora de tu evangelio, para que, siguiendo el ejemplo del apóstol Pablo, tu iglesia lo proclame hasta los confines de la tierra. Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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