Génesis 8:20-22
“Y edificó Noé un altar a Jehová y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová un perfume grato; y dijo Jehová en su corazón: Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo viviente, como he hecho. Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.”
Muchas personas saben que el arco iris se ha convertido en un símbolo de la ideología de género, la vana filosofía humana que contradice el orden divino de la creación: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios; y les dijo Dios: Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos y sobre todas las bestias que se mueven sobre la tierra.” (Génesis 1:27-28.)
La blasfemia de esta ideología se agrava por el hecho de que Dios eligió el arco iris como símbolo de su pacto con la creación después del diluvio. “Y estableceré mi pacto con vosotros, y no será exterminada ya más toda carne con aguas de diluvio; ni habrá más diluvio para destruir la tierra. Y dijo Dios: Ésta es la señal del pacto que yo establezco con vosotros y con todo ser viviente que está con vosotros, por perpetuas generaciones. Mi arco pondré en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y será que cuando haré venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes. Y me acordaré de mi pacto, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no serán más las aguas por diluvio para destruir toda carne. Y estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto eterno entre Dios y todo ser viviente de toda carne que hay sobre la tierra.”
Hoy en día hay otra ideología que contradice la Palabra de Dios, la ideología del cambio climático. Supuestamente, esta se basa en la ciencia. Pero, solo un parte. La observación científica respalda la afirmación de que el clima mundial se ha estado calentando desde la década de 1970. Se están derritiendo los casquetes polares y los glaciares de todo el mundo se están reduciendo. Aquí en Venezuela solo queda un glaciar y parece que pronto desaparecerá.
Mucho menos cierto a partir de la evidencia científica es la afirmación de que este cambio climático es el resultado de la actividad humana. El clima del mundo ha cambiado antes. En el siglo XIV, hubo un enfriamiento drástico y los glaciares en Europa, Asia y las Américas se crecieron y cubrieron aldeas y campos. Lo más poco científico y contrario a las Escrituras es que la actual tendencia al calentamiento global amenaza la supervivencia del serie humano y otros seres vivos. Los científicos no pueden predecir el futuro con tanta certeza y las inspiradas palabras de las Escrituras dicen que “mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.”
Es cierto, las Escrituras también dice la tierra no permanecerá para siempre. Cuando Jesucristo venga otra vez en gloria, la tierra y el cielo serán destruidos por fuego (2 Pedro 2:10-13). Nosotros y todos las cosas buenas de ese creación serán renovados en la nueva tierra y el nuevo cielo (Romanos 8:18-22). Antes del juicio final “habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de naciones en confusión; bramando el mar y las olas; desfalleciendo los hombres a causa del temor y expectación de las cosas que vendrán sobre la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.” (Lucas 21:25-26.) Pero los fieles no deben temer, porque todo lo que sucede es conforme al designio de Dios. El final vendrá solo cuando Jesús aparezca en las nubes y ese día para nosotros será cuando se cumplan todas las promesas de Dios. Creemos que Dios no solo creó la tierra y sus criaturas, sino que la sustenta hasta el día que lo ha ordenado.
Creador del cielo de la tierra, que hizo su pacto con Noé y su creación con el arco iris como señal, tú has bendecida la tierra para hacerla fructifera. Haznos buenos mayordomos de su creación, como ordenaste en el principio. Sin tu cuidado y conservación todas las cosas se marchitan y mueren, entonces abre las ventanas del cielo y envia lluvia abundante. También la luz del sol para el crecimiento en su tiempo. Siempre concédenos un clima favorable, la sementera y la siega has el fin de días. Por su único Hijo, Jesucristo, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amen.