Yo soy el alfa y la omega, principio y fin; el que es, y que era, y que ha de venir, el todopoderoso. He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres y él morará con ellos. Y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Alzad, ¡oh puertas!, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas y entrará el Rey de gloria. Amén.
5 Pero tú vela en todo, soporta las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio. 6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. 7 He peleado la buena batalla, he acabado mi carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 9 Procura venir pronto a mí; 10 porque Demas me ha desamparado, amando este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica; Crescente a Galacia, Tito a Dalmacia. 11 Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo; porque me es útil para el ministerio. 12 A Tíquico envié a Éfeso. 13 Trae, cuando vinieres, el capote que dejé en Troas con Carpo; y los libros, mayormente los pergaminos. 14 Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos. 15 Guárdate tú también de él; pues en gran manera ha resistido a nuestras palabras. 16 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, antes todos me desampararon; ruego a Dios que no les sea imputado. 17 Pero el Señor estuvo a mi lado, y me esforzó, para que por mí fuese cumplida la predicación, y todos los gentiles oyesen; y fui librado de la boca del león. 18 Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A Él sea gloria por siempre jamás. Amén. (2 Timoteo 4:5-18)
El autor del evangelio según San Marcos, mencionado en el Nuevo Testamento también como Juan o Juan Marcos, era hijo de una tal María, propietaria de una casa en Jerusalén. En los días del arresto de San Pedro en Jerusalén se reunían en aquella casa todos los cristianos cuando Pedro se presentó después de su milagrosa salida de la prisión. El apóstol llama a Marcos “mi hijo” en 1 Pedro 5:13 y el pensamiento común es Pedro era la primera fuente del evangelio de Marcos. El joven Marcos acompaño a San Pablo Bernabé, su tío, en el primer viaje misionero hasta Perge de Panfilia, desde donde regresó a Jerusalén. Pablo pensaba que Marcos no tenía el compromiso para la obra misionera y se opuso su presencia en su segundo viaje misionero. Sin embargo, según Filemón 24, Marcos estuvo nuevamente con Pablo durante su primera prisión en Roma. En los días de su último encarcelamiento, Pablo rugó a Timoteo que traiga consigo a Marcos cuando venga a Roma. Esta es la última noticia que el Nuevo Testamento trae de Marcos.
San Pablo sabía que la hora de su muerte había llegado. Pensamos que Pablo fue ejecutado durante de la persecución de la iglesia por el emperador Nerón. Pablo había permanecido en la fe y tenía la seguridad de la promesa de la vida eterna. Sin embargo, de sus colaboradores más recientes, solo Lucas quedó con el. El mismo Pablo que casi dos décadas atrás negó a llevar consigo este Marcos ahora, abandonado por los demás, lo mando a traer porque “me es útil para el ministerio”. En este mundo hay cismas entre los cristianos, aún entre los ministros llamados y ordenados por la iglesia. Pero en Cristo, siempre hay la posibilidad de reconciliación, si no en este mundo, en el mundo que ha de venir. Porque Cristo nos ha perdonado, podemos perdonar a otros.
Todopoderoso Dios, tú enriqueciste a la iglesia con la proclamación del evangelio a través del evangelista San Marcos. Concede que creamos firmemente en estas buenas nuevas y que caminemos a diario de acuerdo con tu Palabra. Por Jesucristo, tu único Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.