En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Por toda la tierra ha salido la voz de ellos y hasta los fines de la tierra sus palabras.
15 Y en aquellos días Pedro se levantó en medio de los discípulos (el número de las personas allí reunidas, era como de ciento veinte), y dijo: 16 Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura la cual el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús. 17 Porque él era contado con nosotros y tuvo parte en este ministerio. 18 Éste, pues, adquirió un campo con el salario de su iniquidad, y cayendo rostro abajo, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19 Y fue notorio a todos los moradores de Jerusalén; de tal manera que aquel campo es llamado en su propia lengua, Acéldama, que significa, campo de sangre. 20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella; y: Tome otro su obispado. 21 Por tanto, es necesario que de estos hombres que han estado junto con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día que fue recibido arriba de entre nosotros, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección. 23 Y señalaron a dos; a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido 25 para que tome el oficio de este ministerio y apostolado, del cual cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. 26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles. Hechos 1:15-26
Jesús eligió doce apóstoles para ser patriarcas del nuevo pueblo Israel, como los doce hijos de Jacób fueron las patriarcas de los tribus del Antiguo Testamento. Después de la tragedia de Judas Iscariote, los discípulos reunidos en Jerusalén para esperar el derramamiento del Espíritu Santo sobre la iglesia pensaban que fue importante de reemplazar Judas antes de recibir el Espíritu. Por tanto, Pedro hizo una propuesta sobre la selección de un hombre para suceder a Judas en el alto cargo que había ocupado. Dijo que era necesario que eligieran a alguno de los discípulos que se había asociado con ellos y con Jesús desde el principio hasta el fin de ministerio público.
Fijate, después de la Ascensión de Jesús, dice versículo catorce de este capítulo, “Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.” Hoy en día, para justificar la ordenación de mujeres como pastores, algunas personas dicen que el Cristo resucitado apareció primero a las mujeres y envió a María Magdalena a dar testimonio a los apóstoles de su resurrección. Sin embargo, nuestro Señor no nombró María Magdalena como apóstol. La palabra, apóstol, significa alguien enviado directamente por el Señor a predicar y bautizar a todas las naciones en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y administrar el sacramento de la Santa Cena. Jesús escogió solamente hombres para el ministerio de la Palabra y los sacramentos, aunque también valoró el servicio de las mujeres.
Después de la Ascensión, los que continúan la obra apostólica no reciben su llamamiento de los labios del Señor, sino el Señor los llama por medio de su iglesia como instrumento. Y desde el principio la iglesia ha mantenido una clara distinción entre el servicio de hombres y mujeres, según el orden de creación. En este momento, la iglesia primitiva tenía la oportunidad de seleccionar una de sus mujeres para reemplazar a Judas, pero no lo hizo.
De hecho, no todos los hombres cristianos son llamados para ser pastores de la iglesia. Habiendo sido aceptada la propuesta de Pedro por la asamblea, presentaron o nominaron a dos hombres para la vacante. Estos dos hombres pueden haber sido los únicos dos que poseían todas las calificaciones establecidas por Pedro. En cuanto a estos dos hombres, los candidatos para el puesto vacante en el número de apóstoles, los discípulos reunidos ahora hicieron una ferviente oración. Los pensamientos y oraciones de todos los verdaderos cristianos ahora están siempre dirigidos a su exaltado Señor y Salvador.
Para hacer esto, dieron sus suertes. El echar suertes para determinar la voluntad de Dios es una disposición del Antiguo Testamento (Levítico 16:8-10). Éste es el último caso del mismo en las Escrituras que ocurre antes del día de Pentecostés. Este método, por lo tanto, no debe considerarse un ejemplo a seguir ahora, pero el uso de la Palabra de Dios y el llamado ferviente al Señor para que dirija la elección de los ministros de la Iglesia de acuerdo con su voluntad y para el bienestar de su reino.
Todopoderoso Dios, que tuviste a bien llamar a tu siervo Matías para ser uno de los doce apóstoles: Concede que en tu iglesia nunca falten pastores fieles para enseñar y guiar tu grey. Por tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor , que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.