10 noviembre, 2024

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra? Y les fueron dadas vestiduras blancas a cada uno de ellos, y les fue dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos. Apocalipsis 6:9-11

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso, y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual, por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz, menospreciando la vergüenza, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Hebreos 12:1-2

En los primeros 300 años de la iglesia, los cristianos eran una minoría marginada y despreciada. Muchos de los fieles murieron en olas de persecución dura. Todo eso cambió en el cuarto siglo. En el principio de siglo, Constantino, el primer emperador cristiano, prohibió más persecución por religión. Con el favor del emperador, la iglesia creció y a finales de siglo, cristianismo se convirtió en el religión oficial del imperio. En esta época la iglesia designó un día en su calendario para honrar a los mártires. La fecha de este día, el Día de Todos los Santos, fue establecida como el primer de noviembre para la iglesia occidental en el octavo siglo.

En el transcurso del tiempo, muchas costumbres paganas relacionadas con la cosecha de otoño y la veneración de los muertos se mezclaron en la fiesta cristiana. Sin embargo, el problema más grave fue la incorporación de las doctrinas falsas del purgatorio, la penitencia, indulgencias, veneración de los santos y el Papado. Pero, el texto fino niega la esperanza viva del bautismo.

La iglesia romana todavía enseña que en el bautismo recibamos la redención del pecado original y la muerte eterna. Estamos en acuerdo y por tanto reconocemos el bautismo en una iglesia católicorromana. Pero, después del bautismo, cuando el cristiano cae en pecado por causa de la naturaleza pecaminosa, debe hacer penitencia, porque el arrepentimiento no es un cambio de mente y corazón efectuado por el Espíritu Santo, sino un acto de recompensa hecho por el pecador. Si el pecador no puede hacer suficiente penitencia en esta vida, podrían sufrir en el purgatorio antes de entrar la vida eterna prometida en el bautismo. El sufrimiento en purgatorio no es para siempre, y el Papa tiene la autoridad para cortar la sentencia en purgatorio por una carta de indulgencia por causa del tesoro de los méritos de los santos.

En la iglesia romana, los santos son los que han evitado el purgatorio por sus propios méritos. Podemos saber alguien es un santo cuando las peticiones a esta persona están contestadas por milagros verificados por la iglesia de Roma. El tesoro de la iglesia, según esta creencia, es la abundancia de los méritos de los santos que al Papa puede aplicar a la cuenta de los demás.

Por eso, en aquel tiempo del fraile agustino Martín Lutero, por tres días, el 31 de octubre hasta el dos de noviembre, las campanas de todas las iglesias repicaban para recordar a las personas que oraran por sus seres queridos que sufrían en el purgatorio. ⁣Entonces, en las vísperas de Día de Todos los Santos de 1517, Lutero clavó 95 tesis sobre el destino de las almas en la puerta de la Iglesia de Todos Santos en Wittenberg, Alemania. Por su estudio de las Escrituras y por su preocupación como cura para los que no tuvieron la confianza verdadera en su salvación, Lutero desafió esto conceptos equivocados.Lutero escrito así en las tesis: “Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión total de la pena y la culpa, incluso sin cartas de indulgencia. Todo verdadero cristiano, vivo o muerto, participa de todas las bendiciones de Cristo y de la iglesia; y esto le es concedido por Dios, incluso sin cartas de indulgencia…El verdadero tesoro de la iglesia es el evangelio santísimo de la gloria y la gracia de Dios.”

Hoy en día, no oramos para las almas en purgatorio en el Día de Todos los Santos, sino recordamos y damos gracias para los santos, los fieles, que han pasado a la vida eterna con Cristo como ejemplos para nosotros.

Hoy por los santos que descansan ya,
Después de confesarte por la fe.
Tú nombre, oh Cristo, hemos de alabar.
¡Aleluya! ¡Aleluya!
Amén

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