24 noviembre, 2024

“Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo testamento, la cual es derramada por muchos para remisión de pecados. Y os digo, que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.” Mateo 26:27-29

En nuestras iglesias luteranas, consideramos el sacramento válido cuando esta administrado como el Señor mandó a su iglesia. Por eso, prestamos atención a las palabras exactas en que Jesucristo instituyó la Santa Cena. El usó la frase “fruto de la vid” que siempre significa el vino. El Señor no habla del color del vino, ni si fue mezclado con agua o otros atributos. Pero, no debemos reemplazar vino, el producto fermentado de las uvas, con jugo natural. Con el verdadero vino, tenemos toda la confianza que recibimos la verdadera sangre de Cristo.

También prestamos atención en la manera y el contexto en que el Señor instituyó la Santa Cena. Celebró la primera Santa Cena durante una fiesta de los judíos, la fiesta de pan sin levadura. Y no por casualidad. En esta temporada, los judíos recordaban que por sacrificio de un cordero sin mancha se realizó su liberación de la esclavitud en Egipto. Jesucristo no vino para negar el antiguo pacto, sino para cumplirlo. Por su muerte en la cruz, Jesús pagó la deuda de nuestros pecados, entonces, somos libres del poder del pecado, muerte y el diablo. Cuando usamos pan sin levadura en la Santa Cena, recordamos Cristo es nuestro cordero pascual (1 Corintios 5:7) y tenemos toda la confianza que recibimos el verdadero cuerpo de Cristo en, bajo y con el pan.

Ahora, fíjate en estas palabras de Jesús: Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos. “La copa” era la copa de acción de gracias, que todos compartieron alrededor de la mesa. El Señor consagró una sola copa y ofreció su sangre en una sola copa para la remisión de los pecados. La Confesión de Augsburgo, Artículo XII dice así, “En este texto, con palabras claras, Cristo manda respecto al cáliz que todos beban de él”. El artículo habla de la práctica de dar a los laicos las dos especies del sacramento según las Escrituras y la práctica de la iglesia antigua. En Artículo XII de la Apología de la Confesión de Augsburgo, se pregunta, “¿Por qué se cambia la ordenanza de Cristo, máxime si él mismo la llama su testamento? Si no es lícito invalidar el testamento de un hombre, mucho menos lícito será invalidar el testamento de Cristo”. Este principio también aplica a varias prácticas que han introducido por temor de la pandemia de siglo XXI.

El uso de un solo cáliz era la práctica universal de la iglesia hasta el siglo XIX, cuando una iglesia evangélica en los Estados Unidos comenzó el uso de copas individuales por temor de otra brote de la enfermedad. Hoy en día la práctica es común entre los evangélicos, pero ellos rechazan en la primera vez las palabras de Jesús, “Esto es mi cuerpo y esta es mi sangre”. Nuestras iglesias luteranas deberían tener un mejor entendimiento. Para recibir la sangre de Cristo en copas individuales o en paquetes es para dudar la Palabra del Señor que los que reciben la copa en una manera digna reciben una bendición. Además, a traves de 2.000 años, durante de las épocas de plagas terribles, como la Peste Negra, no hay ninguna evidencia del cáliz como una fuente de la infección.

También, la Santa Cena “en linea” no es un sacramento válido. El Señor instituyó su sacramento en la presencia física de sus discípulos, para compartir los elementos visibles que Él consagró. La predicación de la Palabra por radio, televisión o el Internet es válida, porque la proclamación es para todos que tiene oídos para oír. Pero, los sacramentos fueron ordenados con elementos visibles, agua en el caso del bautismo, pan y vino en la Santa Cena, para los fieles a recibir la gracia de Dios en una forma comprendida por los cinco sentidos. Además, las Confesiones Luteranas rechazan el concepto de la misa privada, es decir, una misa sin la presencia de la congregación, aunque la congregación puede ser uno o dos personas. Artículo XIV de la Apología dice que la misa fue instituida para proclamación, con la cita de 1 Corintios 11:26, “Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga”.

¡Oh Dios!, que quieres que tu iglesia testifique de Ti entre todas las naciones. Concede a tus fieles en medio de las pruebas de este tiempo presente, valor para confesar tu nombre; capacítales por medio de tu Espíritu Santo para ser entre los demás como los que sirven, de modo qu tornen a Ti los corazones de los hombres, fortalezcan a los débiles, conforten a los tristes y proclamen la paz a los desolados y afligidos. Por Jesucristo tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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