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Porque no os hemos dado a conocer la potencia y la venida de nuestro Señor Jesucristo, siguiendo fábulas por artificiosas; sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Porque cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi amado Hijo mío, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. 2° Pedro 1:16-18
Encontramos las mismas palabras, Este es mi amado Hijo mío, en el cual tengo complacencia, en una voz de los cielos en la historia del bautismo de Jesús en el río Jordán. En ambas cosas, Dios Padre todopoderoso mandó a escuchar su Hijo amado. Pedro y los otros discípulos no estaban presente en el bautismo de Jesús, pero estaban presente en el monte santo cuando Jesús transfiguró delante de sus ojos.
Nuestro evangelio (Mateo 17:1-9) dice que el rostro de Jesús brilló como el sol. Nuestra lectura de Antiguo Testamento (Éxodo 34:29-35) dice así: Y aconteció, que descendiendo Moisés del monte Sinaí con las dos tablas del testimonio en su mano, mientras descendía del monte, no sabía él que la piel de su rostro resplandecía, después que hablado con Dios. Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de llegarse a él.
El rostro de Moisés reflejo la gloria de Dios, pero no era la fuente de la luz. El rostro de Jesús era la fuente de la luz, porque Jesús es Dios. Moisés era la figura más importante del Antiguo Testamento, porque él recibió las tablas de la Ley en el monte Sinaí. Pero Jesús en su propia persona es la Palabra de Dios. Pedro y los otros vieron el rostro resplandeciente de Jesús con sus propios ojos.
La Biblia contiene muchas historias maravillosas. Haba de cosas extraordinarias, no de cosas comunes. Hoy en día mucha gente piensan que estas historias de milagros son buenas para enseñar a los niños los valores que queremos formar en nuestros niños. Sin embargo, no son historias que los adultos deben tomar en serio. Esta es una actitud equivocada, porque aunque enseñamos estas historias a los niños en una forma sencilla que ellos pueden entender, estas historias son historias verdaderas que los adultos pueden estudia en su profundidad. No solo son fábulas para los niños. Nadie puede entender la Palabra de Dios en su totalidad, pero con la ayuda del Espíritu Santo, podemos entender que es necesario para la salvación.
Hay evidencia para la verdad de las historias bíblicas. Dios creó el cielo y la tierra, un universo ordenado. El sol siempre sale en el oriente, nunca en el occidente. Por eso podemos planificar nuestros días. La ciencia es el estudio de la naturaleza y las leyes naturales. Por investigación científica, podemos medir el crecimiento del maíz y descubrir cuanto agua y fertilizante el maíz necesita para una cosecha abundante.
Además, el orden del universo testifica de la existencia de Dios, por si hay orden, hay un diseño, y si hay un diseño, hay un Diseñador. En la práctica de la ciencia, los hombres confían en el Diseñador, si reconocen la presencia del Diseñador o no. El orden del universo da testimonio de la voluntad de Dios.
Sin embargo, Dios tiene el poder de suspender las leyes naturales para realizar su voluntad. Y ha hecho milagros como señales de su voluntad. Pero, normalmente, Dios en su amor y misericordia, envía la lluvia a los justos y injustos. Por eso, algunas personas dicen no es importante para orar a Dios para la lluvia, o dar gracias a Dios por la lluvia. Nosotros oramos a Dios para la lluvia y damos gracias por la lluvia, porque entendamos la gracia de Dios. Él mantiene el universo en su orden por su voluntad y poder y no destruye el universo como nosotros merecemos.
La creación muestra la voluntad universal de Dios, pero los milagros muestran su voluntad especial para nosotros. Tenemos el testimonio de estos milagros y la voluntad especial de Dios.
Pedro dice así: Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones: Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es interpretación privada. Porque la profecía no fue en los tiempos pasados traída por voluntad humana, sino los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo. (2° Pedro 1:119-21)
La Biblia es el testimonio de los profetas y los apóstoles. San Pablo dice la iglesia está fundada en los profetas y apóstoles (Efesios 2:20). Bueno, otras personas hoy en día dicen, “Yo tengo una señal de Dios, tengo un sueño, una visión”. No debemos confiar en este tipo de cosa. Porque las señales verdaderas de Dios revelan a Cristo, y en la Palabra escrita encontramos todo lo que tenemos que saber de Cristo. Tenemos el testimonio de la iglesia desde aquel tiempo de los apóstoles hasta hoy de la verdad de las Escrituras. También tenemos la evidencia de la arqueología, porque la Biblia está llena de las fechas y los lugares que las inscripciones en las piedras confirman.
La verdadera voz de Dios hoy en día se encuentra en las Escrituras. Ellas dan testimonio de los hechos maravillosos de Dios, encima de todo la gloriosa resurrección de Cristo. Creemos que un día resucitaremos también para vivir para siempre con Él. En esta fe tenemos la paz que sobrepasa todo entendimiento. Amén.