En Efesios 5:21-30, San Pablo dice que el esposo es la cabeza de su pareja, como Cristo es la cabeza de la iglesia. Eso no significa el hombre puede enseñorear sobre su familia como un tirano, por Génesis 3:16 esta distorsión de la relación entre hombres y mujeres resultó de la desobediencia de Adán y Eva. Al contrario, como Cristo es la fuente de vida y salvación para la iglesia, el padre debe ser la fuente de provisión y protección, material y espiritual, para su familia.
En Deuteronomio 6:4-5, el Señor dice por medio de Moisés, “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es: Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas.»
En el Nuevo Testamento, nuestro Señor dice el amor de Dios es el primero de los mandamientos (Marcos 12:28-31; Mateo 22:34-40). Además, «Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas.»
Además, en Deuteronomio 6:6-7, “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón: Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.”
San Pedro dice así sobre el bautismo en el segundo capítulo de Hechos (Hechos 2:39), “ Porque para vosotros es la promesa y para vuestros hijos”. A las bebés no se les debe negar la bendición del bautismo. Los bebés están incluidos en la gran comisión de Mateo 28:19, “Haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”. Pero, nuestro Señor conecta inseparablemente el bautismo y la enseñanza en versículo 20, “enseñandoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. El compromiso de los que traen los niños a la pila bautismal es para instruirles en los 10 Mandamientos, el Credo, el Padre Nuestro y los sacramentos.
El peso de esta responsabilidad recae sobre el hombre de la casa. Por lo tanto, en este Día del Padre, oramos por nuestros padres terrenales. Dales valor para seguir la voluntad del Señor y la sabiduría para guiar a sus familias en el uso regular de tu santa Palabra y los sacramentos. Bendice su trabajo diario y dales salud de mente, cuerpo y alma para proveer a las necesidades materiales de sus familias. Amén.