“Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el oráculo de la casa, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines. Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima. E hicieron salir las varas; de modo que las cabezas de las varas se dejaban ver desde el lugar santo delante del oráculo, mas no se veían desde afuera; y así se quedaron hasta hoy. Ninguna cosa había en el arca, salvo las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto. Y aconteció que cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová. Entonces dijo Salomón: Jehová ha dicho que Él habitaría en la densa oscuridad. Yo he edificado casa por morada para ti, morada en que tú habites para siempre.” 1 Reyes 8:6-13
Celebramos el primer domingo de Epifanía y también el quinto aniversario de la consagración de nuestro templo el 09 de enero de 2022. La lectura del Antiguo Testamento trata con la consagración del Templo de Salomón, construido casi mil años antes de Cristo y que duró hasta la conquista de Israel por los babilonios en 587 aC. Este santuario enseñaba el gobierno del Señor sobre toda la creación y su jefatura especial sobre Israel. En su interior el Lugar Santo con altar de incienso, candeleras y mesas fue dividido por velas del Lugar Santísimo donde la imágenes de dos querubines (ángeles) custodiaban el arca del pacto. También en las paredes del templo estaban ornamentadas con figuras de querubines, palmeras y botones de flor. Estas imágenes fueron hechas por mandato del Señor y no estaban objetos de adoración. Contra algunas sectas, Éxodo 20:4-5, no refiere al arte cristiano en si mismo, sino ídolos, figuras de dioses, también los santos y la Virgen, para adorar. “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás…” Es parte del primer mandamiento, “No tengas otros dioses aparte de mí.”
El texto del santo evangelio fue Lucas 2:41-52, la cuenta de Jesucristo en el Templo de Jerusalén cuando tuvo 12 años. La mejor traducción de Lucas 2:49 es “¿Por qué me buscaban? ¿No saben que tengo que estar en la casa de mi Padre?” Encontramos a nuestro Señor en la casa de Dios, y la casa de Dios hoy día no es el gran Templo de Jerusalén, sino donde dos o tres están reunidos en el nombre de Jesús (Mateo 18:20). Las Confesiones de la Iglesia Luterana dicen se encuentra la iglesia visible donde la Palabra de Dios está predicada en su pureza y los sacramentos administrados según el orden del Señor.