22 noviembre, 2024

Reunión de representantes.El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Buen entendimiento tienen todos los que ponen por obra sus mandamientos: Su loor permanece para siempre. Salmo 111:10

Las primeras palabras de este versículo constituyen el lema de la Universidad de los Andes en Mérida, y nuestro centro educativo también. En el Catecismo Menor del Doctor Martín Lutero, la explicación de cada uno de los 10 Mandamientos comienza así: “Debemos temer y amar a Dios…” ¿Por que debemos temer a Dios? Primero, por su poder. Las fuerzas naturales, como huracanes, terremotos o volcanes son afuera de nuestro control, sin embargo, Ddios es más poderosos que ellas. Solo por su Palabra, Dios destruyó el mundo por diluvio, pero por la misma Palabra, creó el cielo y la tierra. También nosotros pecadores deben temer a Dios por su justicia perfecta por cuya norma estamos condenados.

Servicio de apertura.Juegos en la calle 1Juegos en la calle 2.Juegos en la calle 3Juegos en la calle 4¿Por que debemos amar a Dios? Moisés en el libro de Deuteronomio 6:5 y nuestro Señor Jesucristo lo afirmó en Mateo 22:37 y Marcos 12:30, que el cumplimiento de la primera tabla de la Ley, la voluntad de Dios para nosotros a vivir como sus hijos, es “Amarás el Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con todo tus fuerzas. “Este es el principal mandamiento, y el segundo es semejante: Amarása tu prójimo como a ti mismo” (Levítico 19:18).

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6:1-4

La segunda tabla de la Ley, que gobiernan nuestras relaciones otras seres humanos comienza con nuestra vocación como hijos y luego como padres. En la familia es la formación de nuestra actitud al respecto de las autoridades. Las primeras figuras de autoridad en nuestras vidas son nuestros padres. Nuestra relación con ellos determinan nuestras relaciones con maestras en la escuela, el liceo y la universidad; con el gobierno civil; y finalmente no solo con los representantes de Dios en este mundo, también con Dios mismo. Por lo tanto, los niños deben aprender los 10 Mandamientos, la ley moral, en el hogar y en la escuela. Porque la educación no es solo el conocimiento, también la formación de los valores y el carácter.

Y también le traían los niños para que los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendían. Pero Jesús, llamándolos, dijo: “Dejad los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” Lucas 18:15-17

El cumplimiento de la ley moral es el amor de Dios y nuestro prójimo, pero, en verdad, solo uno cumplió esta ley perfectamente, nuestro Señor Jesucristo. No solo en su vida inocente, también en su muerte en la cruz pagó le deuda de nuestros pecados. En Cristo, Dios el Padre todopoderoso nos amó primero, y por causa de este perfecto amor y con la ayuda del Espíritu Santo, podamos amar a Dios y nuestro prójimo. En el santo bautismo el Espíritu nos convierte en niños redimidos de Dios. Entonces, no conocemos a Dios como un Juez enojado, sino como nuestro Padre celestial y podamos orar el Padre Nuestro, la oración que el Señor enseño a sus discípulos (Mateo 6:9-13; Lucas 11:2-4) Y cuando Jesús les dijo, “El que no recibiere el reino de Dios como un niños, no entrará en él”, no es solo un argumento para el bautismo de niños, también para los adultos, en el bautismo y después, a no confiar en su propio entendimiento, sino someter a la voluntad de Dios y busca al bienestar de otros. Confesamos el Credo Apóstolico para reafirmar nuestra fe bautismal, en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Esta es la base de la educación cristiana.

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