22 noviembre, 2024

“Porque vosotros erais como ovejas descarriadas; mas ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.” 1 Pedro 2:25

La palabra episkopos en griego significa capataz o guardián. La ocurre cinco veces en el Nuevo Testamento: Hechos 20:28; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:2; Tito 1:7; 1 Pedro 2:25. San Pedro identifica a Jesucristo el mismo como el verdadero pastor y obispo de la iglesia. En los otros pasajes, el término es igual al ministerio de la predicación y la administración de los sacramentos que nuestro Señor instituyó aparte del sacerdocio de todos los bautizados.

Que quiere decir, todos los cristianos son sacerdotes en este sentido: Revestidos en la justicia de Cristo, podamos acercar a Dios en oración, alabanza y acciones de gracias. Pero, no todos los bautizados son llamados a dejar sus negocios y familias para proclamar el evangelio hasta los fines de la tierra, sino para dar testimonio a Jesucristo en sus vidas cotidianos, como vecinos, padres o ciudadanos. Los hombres (y solo hombres) que predican y enseñan la Palabra públicamente y administran los sacramentos deben ser preparados, examinados y aprobados por la iglesia como el cuerpo de Cristo.

Obispo Bo Giertz
Bo Giertz, el obispo y teólogo sueco.

Nuestro Señor no instituyó una estructura de la iglesia más allá de la congregación local reunida alrededor la Palabra y los sacramentos y bajo el cuidado de un pastor llamado y ordenado por la iglesia y por Cristo. Sin embargo, para cumplir la misión de recoger las ovejas esparcidas en el mundo en el rebaño de la fe, la iglesia necesita organización en una escala más grande. Entonces, con su crecimiento en el mundo antiguo, la iglesia desarrolló una jerarquía.

Ya a fines del primer siglo, obispo se había convertido en el líder de la comunidad cristiana dentro de una ciudad o región. Ignacio de Antioquia (50 hasta 110 años después de Cristo) ofrece la descripción clara más antigua de los obispos monárquicos (un solo obispo sobre todas las iglesias de una ciudad), aunque otros escritores de la misma época hablaron de un episcopado colegiado en el que la dirección de las congregaciones locales no recayó en un solo hombre. De todo modo, el obispado se centró en la responsabilidad de cuidar de los demás, no en el ejercicio de la autoridad. Como nuestro Señor dice en Mateo 20:25-26, “Sabéis que los príncipes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos autoridad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quisiere ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor.”

Sin embargo, la centralización de la autoridad en los obispos continuó en la iglesia pos-apostólico, culminando con la formación del papado, un obispo sobre toda la iglesia, al menos en Europa occidental. Saltemos adelante a la Reforma del siglo XVI. Martín Lutero y sus compañeros rechazaron las pretensiones del papado tanto de la autoridad civil como de la autoridad espiritual sobre las almas en el purgatorio. También rechazaron el concepto de sucesión apostólica en que los pastores solo podían ser ordenados por obispos que supuestamente habían sido ordenados por imposición de manos por parte de obispos en una línea ininterrumpida hasta los apóstoles. Los obispos de Alemania quedaron leales al Papa y se negaron a ordenar pastores con puntos de vista luteranos. Entonces, Lutero y los demás afirmaron el derecho de las congregaciones a llamar sus propios pastores.

Felipe Melanchthon escribió así en el Tratado sobre el Poder y Primacia del Papa”: “El evangelio asigna a los que presiden sobre las iglesias el mandato de predicar el evangelio, de remitir pecados, de administrar los sacramentos y además, de ejercer jurisdicción, esto es, el mandato de excomulgar a aquellos cuyos crímenes son conocidos y de absolver a los que se arrepienten. Y según la confesión de todos, aun de nuestros adversarios, es evidente que este poder pertenece, por derecho divino, a todos los que presiden en las iglesias, ya sea que se llamen pastores, o ancianos, u obispos.” Sin embargo, “la distinción entre obispo y pastor no es de derecho divino, es manifiesto que la ordenación administrada por un pastor en su propia iglesia, es válida por derecho divino.”

Al mismo tiempo, en el siglo XVI, en los países de Escandinavia y alrededor el Mar Báltico, la Reforma encontró poca oposición del estado civil o la jerarquía de la iglesia. En aquellas iglesias nacionales, las estructuras exteriores no fueron cambiadas, ni en las iglesias nacionales sembradas por escandinavas en otras partes.

Por lo tanto, hoy en día, algunas iglesias luteranas no usan la nomenclatura de obispo, sino reconocen la estructura de las iglesias que la usan como tradición humana para el buen orden de la iglesia.

Todopoderoso y muy bondadoso Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos mandas pedirte que envíes obreros a tu mies: Por tu infinita misericordia danos fieles maestros y ministros de tu Palabra, y pon en sus corazones y en sus labios tu evangelio salvador, de modo que obedezcan a tu Palabra y no prediquen cosas contrarias a ella; y que nosotros amonestados, instruidos, consolados y fortalecidos por tu celestial mensaje, hagamos las cosas que te placen y que son benficiosas para nosotros. Por Jesucristo, tu único Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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