20 septiembre, 2024

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? 37 Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. 38 Y mandó detener el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó. Hechos 8:36-38

El bautismo de etiope.Las Sagradas Escrituras no nos dicen que sucedió con el etíope después de su bautismo. Vamos a fijar en la persona de Felipe. Él no era el Apóstol Felipe, amigo de Andrés y Simón Pedro. Este Felipe es conocido como Felipe el Diácono, porque el era uno de los siete hombres encargado con la distribución de comida a las viudas en el libro de Hechos, capítulo 6.

Nosotros entendemos este capítulo de Hechos como el origen del ministerio diaconal en la iglesia. Nuestro Señor mismo instituyó el oficio de la predicación y administración de los sacramentos, pero, ojos, aunque los siete diáconos fueron consagrados con la imposición de las manos, ellos no fueron encargados con las necesidades materiales de las viudas por mandato de Dios, sino elegidos por la congregación y aprobados por los apóstoles. El diaconado es un servicio auxiliar establecido por la iglesia en libertad cristiana para habilitar el único oficio apostólico, es decir, el ministerio de la Palabra y el sacramento. La solemnidad de la elección y consagración de los siete hombres delata la importancia de su oficio, pero ellos no fueron apóstoles, ni obispos, ni pastores. Por eso, podamos hablar de diaconisas. En Romanos 16, San Pablo llama a Febe de Cencrea una diaconisa. Hay otros ejemplos en el Nuevo Testamento de mujeres encargadas con responsabilidades administrativas y cariñosas, como Dorcas, Priscila y Lidia de Tiatira.

Ahora, bien, ¿como debemos pensar en el bautismo de etíope por Felipe el Diácono? Leemos en Hechos 8:5, “Entonces Felipe descendió a la ciudad de Samaria, y les predicaba a Cristo.” En Hechos 21:8, Lucas se refiere a él como Felipe el Evangelista. Mas probable Felipe fue ordenado y enviado como evangelista, aunque su ordenación no está descrita en el texto. De todo modo, el bautismo del etíope conforme a nuestro concepto del bautismo de urgencia.

Se encuentra en copias del Catecismo Menor y el himnario, “Culto Cristiano”, un orden breve para el bautismo de urgencia. “En caso de necesidad, en la ausencia del pastor, cualquier cristiano puede administrar el santo bautismo.” Cualquier cristiano incluye mujeres. ¿Qué pasa entonces con el Artículo XIV de la Confesión de Augsburgo, que dice nadie puede predicar o administrar los sacramentos sin un llamamiento legítimo? O la palabra de Dios la palabra que excluye a las mujeres del oficio pastoral (1 Timoteo 2:12; 1 Corintios 14:34-35)?

Basado en 1 Pedro 2: 9, hablamos del “sacerdocio real” como el sacerdocio de todos los bautizados. Los autores del Nuevo Testamento reservan el lenguaje sacerdotal para todo el pueblo de Dios. Nuestro Señor entregó el oficio de las llaves al sacerdocio real, pero también instituyó un ministerio distinto del sacerdocio real para ejecutar el oficio de las llaves públicamente en su nombre y el nombre del pueblo de Dios en la forma de la predicación y los medios de gracia. Entonce, por lo regular deben administrar el bautismo los ministros debidamente llamados por Cristo y por la iglesia. Sin embargo, el bautismo es tan importante, porque en el bautismo recibamos el don de la fe y la promesa de vida eterna, en una situación urgente cuando no pastor ordenado está disponible, cualquier cristiano puede bautizar una persona. Entendemos urgencia como cuando la persona está al punto de morir sin recibir el bautismo.

En nuestro orden del bautismo de urgencia, cuando el bautismo ha sido administrado por una persona que no sea al ministro de una congregación, aquella debe informarle acerca de los hechos. Si la persona bautizada sobrevive su enfermedad, puede ser traída al ministro, junto con los testigos y la persona que administró el bautismo. Si contestadas satisfactoriamente las preguntas del pastor, el puede declarar que el bautismo ha sido administrado correctamente.

Otra pregunta, entonces. ¿Donde está el orden breve de la Santa Cena? El bautismo es la entrada a la iglesia, el pueblo de Dios. En el día de Pentecostés, la multitud fue invitada primero al bautismo y después del bautismo al compartimiento del pan. Nuestro Señor nos manda a recibir la Santa Cena frecuentemente, pero no es necesario a recibir una vez más antes de la muerte para entrar en la vida eterna. Por lo tanto, C.F.W. Walther dice así:

“La gran mayoría de nuestros teólogos, Lutero a la cabeza, mantienen que la Santa Cena nunca debe ser administrada en privado por alguien que no ordenado al ministerio público, en parte porque con respecto al Santo Cena no puede surgir, como con el bautismo y la absolución, una emergencia que justificaría la desviación del orden de Dios, en parte porque la Santa Cena es una confesión pública y por lo tanto debe ser administrada por los ministros públicos.”

Entonces, en caso de urgencia, aun una diaconisa puede administrar el bautismo. Pero, ni diaconisa ni diácono puede administrar la Santa Cena.

Oremos por los que el Señor ha escogido para dirigir las actividades de la iglesia por el mundo entero; por los que ocupan puestos de responsabilidad en los sínodos; por los pastores de congregaciones; por los maestros, diáconos, diaconisas; y por todo el santo pueblo de Dios.

Omnipotente y eterno Dios, por cuyo Espíritu se rige y santifica todo el cuerpo de la iglesia; Escúchanos al rogarte por sus dirigentes y sus miembros todos, para que con el don de tu gracia te sirvan fielmente en la obra de tu reino. Por Jesucristo, tu único Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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