Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6:1-4
Creemos, enseñamos y confesamos una ley moral universal. En un sentido, esta ley está escrito en el corazón de cada ser humano, porque cada ser humano tiene una idea de lo que es bueno y lo que es malo. Pero, la Ley de Dios en su plenitud está revelada en los 10 Mandamientos.
Cuando enseñamos los 10 Mandamientos a los niños, los dividimos en dos partes. Los primeros tres mandamientos tratan con nuestra relación con Dios. No tengas otros dioses aparte de mí. No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios. Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
Los otros tratan con nuestra relación con otros seres humanos. No robes, no mates, no cometes adulterio, no digas testimonio falso. Pero, el primero, el base de los siete, es honras a tu padre y tu madre. En el principio, Dios creó los seres humanos como hombres y mujeres, y instituyó el matrimonio, un hombre con una mujer para toda la vida, para el crecimiento de los niños. Para los niños, los padres son sus primeras figuras de autoridad. Su relación y actitud hace tus padres forma el patrón de sus actitudes y relaciones con los maestros en la escuela, la policía, el gobierno y sus empleadores. Esto es el base de una sociedad estable y pacífica. También dice San Pablo en Efesios, los padres deben disciplinar su hijos con cariño y amor. El mandamiento dice debemos honrar ambos de nuestros padres, padre y madre, porque ambos tienen su papel en la familia.
Oremos: Padre celestial, te damos gracias por la bendición de nuestras familias, el matrimonio, cada padre y madre, y la bendición de hijos para ellos. Tu, Padre nuestro, es el modelo para nuestros padres terrenales. Somos tus hijos primero por la creación, porque creaste el cielo y la tierra en el principio; también, por la adopción en el bautismo por causa de la sangre de Jesucristo en la cruz. Gracias, Padre, para todas tus bendiciones. Amén.
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